Venecia se hunde

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Off topic: Momento cultural

Entre otras cosas, suele asaltarme cada tanto la duda sobre si el diseño es realmente importante. Es decir, para mí puede serlo, pero ¿lo es en realidad? Para el mundo, ¿qué tan importante es el diseño? No es mi propósito, de todos modos, abrir esa discusión ahora. Pero empecé con esto porque hoy no vengo ni con links que nos peinan para adentro, ni a protestar por las actitudes de los diseñadores modernos, ni a conquistarles ni a vender artesanías. Hoy a la tarde estuve con una amiga y le cité de memoria (y con muchas variaciones) las tres primeras estrofas de un poema de Don Jorge Luis Borges que me viene persiguiendo de hace rato, debido a la fascinación que me produce la idea -del todo cierta- expresada en el poema. Así que aprovecho aquí el rincón para compartirlo con vosotros, en su versión original (sin modificaciones y completa). Es del libro "El otro, el mismo", que abunda en poemas brillantes del viejo Borges, y que le recomiendo a quien quiera oirme. Bueno, ahí va.

Límites

De estas calles que ahondan el poniente
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a Quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa
sin saberlo nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan.

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